Señor de la calle Feria

Cuando llega ese momento del repeluco. Cuando el reloj va pasando cada vez más rápido y no queremos que la ansiada rampa se disponga en el Salvador para que todo comience. Cuando empieza el ajetreo de personas con bolsas en las manos llenas de capirotes, túnicas y espartos. Cuando la ciudad se comienza a preparar, Él vuelve a bajar y a acudir a nuestro encuentro.

Él vuelve a estar presente en nuestros corazones, como cada día del año, pero en esta ocasión es especial, pues nos permite regalarle un beso que se funda con su frío y a la par cálido pie que lleva siglos orando en el Huerto de Getsemaní.

Este año, el Señor de la Oración en el Huerto de Montesión ha figurado en un atípico altar de besapiés, acompañado del ángel y de un olivo, recreando ese hipotético proyecto de reestructuración del paso de misterio. Dos candelabros de guardabrisa en la parte delantera, el canasto frontal y Él espléndido, con su túnica azul bordada y mantolín celeste a juego. Todo perfecto. Todo en su mesura. Quizás sobrase tanto decorado, pero Él volvió a abrir sus manos a la Plaza de los Carros.

 

Fotografías: María del Rocío Gutiérrez (@RocioGRecio ).

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