Capítulo 1: Los golpes de pecho en las hermandades

Por Juan Avecilla.

Siempre he estado en contra de los golpes de pecho en las hermandades, de los que pasean la medalla para que la gente los vea y presumen de que ellos salen en tal y cual. De los que porta con orgullo la vara pero el resto del año no sabe lo que significa la palabra hermandad.

Quizá no nos damos cuenta que si el resto del año no llevamos la palabra de Cristo, no ayudamos, no hacemos Iglesia y no estamos en nuestra hermandad, tan solo seremos unos tristes capirotes que pasean por la ciudad sin ton ni son. Porque salir, salimos un día, pero la hermandad está abierta todo el año, y nuestros titulares están en el altar los 365 días, pero es mucho más cómodo acordarnos de ellos en Cuaresma y cuando tenemos que recoger la papeleta, es mucho más cómodo estar únicamente para darnos golpes de pecho y que los demás vean que estamos en el cortejo.

Nosotros, los cofrades, tenemos la especial misión de evangelizar y dar testimonio de fé en las calles acompañando a nuestros titulares, pero lo más especial es que esta misión no acaba cuando se recoge la cofradía, sino que en ese momento es cuando realmente empieza. Vamos a dar ejemplo de cristiandad, de bondad y de buenos hermanos todos los días del año, y no solo un día puntual. Porque esta túnica representa los valores de la cristiandad, de la fe, la herencia heredada y las generaciones que han pasado por ella, así que hermano, vamos a respetar.

“Yo salgo…”, “Yo voy debajo de ellos…”, pero el resto del año no ayudas a los necesitados , no apareces por la iglesia a visitarlos siquiera. Dime de que sirve eso si no llevas la palabra de Dios y eres claro ejemplo de penitente de su amor. A Sevilla, y como dijo el maestro, le sobra la propaganda.

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