Desde hace varias décadas se está trabajando en el diálogo interreligioso con la Iglesia Ortodoxa que nos acerque a ambas

A pesar de las numerosas publicaciones de múltiples medios anunciando que el Papa Francisco va a cambiar de fecha la Semana Santa, lo cierto es que desde hace varias décadas se está trabajando en el diálogo interreligioso con la Iglesia Ortodoxa que nos acerque a ambas a un punto común y de ello se deriva este gesto de Su Santidad.
Desde hace casi mil años la Iglesia Católica y la Ortodoxa se encuentran separadas. La católica responde al Obispo de Roma como Papa y la ortodoxa reconoce al Patriarca de Constantinopla como líder principal, aunque se organiza de un modo diferente entre los patriarcados. Ya desde el Concilio Vaticano II se comenzó a abrir nuevas perspectivas al interpretar fundamentalmente el misterio de la Iglesia como un misterio de comunión, ello provocó en la Iglesia Católica una buena disposición para distinguir entre lo que se podría denominar el ministerio patriarcal del Papa dentro de la Iglesia latina de su servicio primado en relación a la comunión de todas las Iglesias.
Dentro de la Iglesia Católica existen diferente carismas y formas de vivir la fe. Incluso podemos encontrar sacerdotes casados, como ocurre en las Iglesias Orientales, o a seglares consagrando el cuerpo de Cristo en la Iglesia del Amazonas. La nuestra no es una confesión cerrada que no puede modificarse, aunque mantiene temas impertérritos, hay numerosas cuestiones en posición de ser cambiadas.
El pasado año 2023 pudimos ver uno de esos muchos gestos que ambas confesiones llevan años haciendo cuando la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Ortodoxa aprobó una posición común en el documento ‘Sinodalidad y primado en el segundo milenio y hoy’. El llamado Documento de Alejandría subraya que «la interdependencia de sinodalidad y primado es un principio fundamental en la vida de la Iglesia». Es decir, que la unión de las iglesias, o mejor dicho de los fieles en todo el mundo, es más importante que la división administrativa de una institución que nos organice. De esta manera se modifica la posición de primacía del Papa marcando un futuro en el que las cuestiones de fe se organicen desde las bases hasta la jerarquía y no al revés.
Dentro de todas esas declaraciones y pasos que se están dando está la fecha de la Pascua que nos fija la fecha de Semana Santa. La cuestión está en que la Iglesia Católica fija el inicio de la Pascua y final de la Semana Santa en el domingo siguiente a la primera luna llena de la primavera, tal como hacían los antiguos judíos en el calendario antiguo. Pero posteriormente nuestro calendario fue modificado dando lugar al calendario gregoriano, impuesto en todo el mundo occidental actualmente. Sin embargo, nuestros hermanos ortodoxos siguen el calendario juliano, provocando así una diferencia de fechas al celebrar la pascua.
El Papa Francisco ha propuesto alcanzar una fecha conjunta y fija que nos evite el cálculo de la Semana Santa cada año y nos permita celebrarla conjuntamente, la propuesta del Papa Francisco es que se podría celebrar en el segundo o tercer domingo de abril.
De llegar a producirse el cambio no parece muy probable que sea para el año que viene. Lo que si es cierto es que en los 1000 años que los hermanos ortodoxos y nosotros llevamos separados nunca hemos estado tan cerca de cerrar el cisma.