Documentos confirman la antigüedad de El Silencio

Ha sido el profesor Martínez González quien ha realizado el hallazgo

Una nueva investigación de Alfredo José Martínez González, profesor de Historia del Derecho y de las Instituciones de la Universidad de Sevilla, demuestra que la Hermandad del Silencio es la hermandad de penitencia más antigua de la ciudad de Sevilla. En su artículo ‘Testimonios archivísticos de la existencia de la normativa bajomedieval de la Primitiva Hermandad de Nazarenos de Sevilla’, publicado en la revista de la Facultad de Derecho ‘Crónica Jurídica Hispalense’, donde se abunda en la investigación histórica de la fundación de la corporación de la Madrugá.

En el artículo se sostiene que la hermandad trató de recuperar sus reglas de 1356 en el año 1869, cuando tuvieron conocimiento de donde se encontraban tras haber sido robadas por las tropas napoleónicas. Junto a las reglas también trataron de recuperar otros documentos importantes así como el paso del Nazareno. Toda la operación quedó frustrada al no poder suscribir un crédito que le permitiera la compra de todo el conjunto, debido a una deuda previa existente.

El artículo del profesor Martínez González es una extensión de la publicación original en el boletín de la Archicofradía de Jesús Nazareno en septiembre de 2022. ahora se profundiza en los diversos textos con nuevos documentos en diversos archivos, concretamente cuatro nuevos documentos, tres de ellos desconocidos hasta la fecha, que hacen referencia directa a unas reglas que en el año 1356 aprobara el arzobispo Don Nuño. Lo importante es que estos documentos no se redactaron para convencer a la Sevilla cofrade, si no que son de carácter interno de la corporación.

En uno de los documentos, que se trata de un inventario realizado en 1728, se reseña las citadas reglas junto a otros enseres. La realización de dicho inventario se realizó debido a las obras de gran calado que se iban a realizar en el Convento de San Antonio Abad, que redundarían en la demolición del complejo conventual y la construcción del actual edificio. Otro de los documentos investigados es un acta notarial redactada por el escribano Francisco de Ascarza en 1783 en el llamado Expediente General de Cofradías, documento ya analizado por el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla, Manuel García Fernández. Escarza dejó plasmada en un documento la entrega de las reglas de 1356 al procurador Pedro García, para que junto al resto de la documentación histórica se llevase al Real Consejo de Castilla en Madrid, que tal como se dice en el texto: «La figura de este último personaje, externo a la hermandad y cuya firma a modo de “recibí” consta en el texto de la entrega de la documentación redactado por Ascarza, había sido hasta ahora muy desconocida y como novedad hemos podido conocer que él mismo escribió, meses antes de la entrega de la documentación que debió llevar a la Villa y Corte, que en 1778 la Hermandad de “El Silencio” se había planteado aportar en aquel proceso la documentación más antigua de su archivo si con eso podía salvarse de la purga de cofradías que por aquel entonces estaba llevando a cabo el Real Consejo de Castilla».

Es en 1869 cuando el padre de las almas de la Hermandad de Jesús Nazareno, José María Tobías, en una misiva privada le solicita al coleccionista de libros antiguos la devolución de toda la documentación a cambio de 30.000 reales. En las cartas hay diversos personajes mencionados, como un tal Ignacio José Coffin, quien hace de intermediario de la hermandad con la intención de solicitar un crédito en una entidad bancaria de Madrid y afrontar la compra. Sin embargo, una deuda de 9.000 reales que la cofradía tenía impidieron que la operación se llevara a cabo. Incluso se pensó en que se podía haber interpuesto un pleito contra el coleccionista pero «Se llegó a la conclusión de que este nunca hubiese prosperado conforme al ordenamiento de la época basado en Las Partidas de Alfonso X el Sabio, y en el que además tampoco existía ninguna figura jurídica que contemplase la existencia de bienes que pudiesen ser calificados como patrimonio histórico». Posteriormente la hermandad le pierde la pista a los documentos.

La historia concluye con el último de los personajes, el «Sr Calvo», quien parece ser poseedor de los documentos. El profesor Martínez González lo identifica como José Calvo y Ramos, quien se trasladó a Barcelona en 1902 y fue conocido como ‘El Sevillano’. Desde la ciudad condal se sabe que hizo una gran fortuna vendiendo texto bajomedievales de su biblioteca, quien según él decía había heredado. Ahora se han localizado tres catálogos suyos en la Biblioteca de Cataluña, el primero de los cuales es el ‘oficial’ elaborado en una imprenta de la calle Alhondiga de Sevilla. «De haber sido Calvo y Ramos quien pudo comerciar con las Reglas 1356, nunca lo habría puesto por escrito en una imprenta sevillana pues hubiera hecho saltar las alarmas en la ciudad, aunque su venta fuera legal conforme al ordenamiento jurídico entonces vigente. Ahora bien, esta es una hipótesis sobre la que ahora no se ha podido profundizar más, y que por el momento queda en el terreno de las posibilidades. Tal vez la clave la sigan teniendo los herederos de aquellos compradores barceloneses que adquirieron los textos históricos de Calvo y Ramos».

Deja un comentario