La restauración que se ha llevado acabo durante los meses de verano ha finalizado este mes de septiembre.

Desde la Hermandad de la Amargura han anunciado que las labores de restauración del retablo de Santa Ángela de la Cruz, llevadas a cabo durante los meses de verano ha finalizado este mes de septiembre. El retablo que preside la nave de la epístola en San Juan de la Palma, ha sido reformado por Enrique Gutiérrez Carrasquilla y María Ángeles Arjona Guajardo-Fajardo.
El templo tiene su origen en una iglesia construida durante la reconquista cristiana, probablemente en el siglo XIV. Su ubicación sobre una antigua mezquita, un hecho común en Sevilla tras la conquista cristiana, refuerza su carácter histórico. El edificio original fue uno de los numerosos templos erigidos por Fernando III de Castilla tras la toma de la ciudad en 1248. En 1724, la iglesia fue sometida a una de las primeras reformas importantes debido a su deterioro. Esta intervención afectó principalmente a su arquitectura exterior y al retablo. El templo fue ampliado y remodelado en estilo barroco, adquiriendo en ese momento buena parte de la estructura que conserva hasta hoy.
La Hermandad de la Amargura fue fundada en 1696 y estuvo ubicada en diferentes templos antes de establecerse definitivamente en San Juan de la Palma en 1911. Su presencia en la iglesia ha sido un factor clave en las distintas reformas, ya que ha impulsado la conservación y el embellecimiento del templo. Desde ese momento se han realizado varias reformas y restauraciones por parte de la hermandad para la conservación de su patrimonio. En 1928, se realizaron reformas para mejorar la capilla de la Virgen de la Amargura y la estructura de la iglesia. También se hicieron mejoras en el altar mayor y se llevaron a cabo intervenciones en la torre. En 1967, hubo una nueva restauración que afectó principalmente a la fachada y la estructura del templo, ya que la iglesia sufría deterioro por el paso del tiempo. Una de las últimas grandes reformas ocurrió en 1994, cuando la Hermandad emprendió un ambicioso proyecto para restaurar tanto el interior como el exterior de la iglesia. En esta intervención se recuperaron varios elementos decorativos que habían sido cubiertos en reformas anteriores. El templo fue modernizado sin perder su carácter histórico. En los años más recientes, ha habido trabajos de mantenimiento, restauración y pequeñas reformas, con especial atención a la conservación de las imágenes y los elementos patrimoniales de la iglesia.
Hacer reformas y restauraciones es muy importante para mantener el patrimonio de la hermandad y que las futuras generaciones puedan desarrollar su fe y devoción en un entorno adecuado. Además crear un entorno seguro frente al desgaste de los años, adaptarse a las nuevas necesidades de las nuevas generaciones sin perder la esencia y la historia de la que tan orgullosas se sienten las Hermandades.