La Virgen de los Remedios de las Siete Palabras será restaurada

La Junta de Gobierno de la Hermandad de las Siete Palabras ha aprobado la restauración de la imagen, aunque aún debe ratificarse por el cabildo general de hermanos que se celebrará el próximo 24 de enero.
Gente de Paz
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La Virgen de los Remedios, una destacada imagen de candelero, posee una característica única que la diferencia de otras tallas similares: sus ojos celestes, un rasgo fisonómico poco conocido pero altamente original. La mascarilla de esta venerada figura fue confeccionada con telas encoladas, destacando por su delicadeza y precisión artística.

A lo largo de su historia, la imagen ha sido objeto de varias intervenciones. En 1858, al reorganizarse la hermandad y no contar con una imagen de dolorosa propia, se recurrió a la Virgen de los Dolores, de la parroquia de San Vicente, para su primera salida procesional en 1864. Sin embargo, en 1865, la hermandad estrenó la actual talla, una obra del hermano Manuel Gutiérrez-Reyes Cano, quien imprimió en ella el carácter distintivo que hoy la define.

La primera intervención significativa en la imagen se realizó en 1948, cuando el imaginero José Sanjuán Navarro añadió pestañas y lágrimas, aportando mayor expresividad a su rostro. Sin embargo, las modificaciones más relevantes ocurrieron en 1949 y 1952, de la mano de Germán Rodríguez Tovar, quien ajustó la posición de la cabeza para mejorar su apariencia.

En la primera de estas intervenciones, según se describe, se llevó a cabo un «arreglo de la parte de carpintería de su busto y brazos, reformándose en el sentido de que, una vez vestida la imagen, se le note menos torcida la cabeza de lo que hasta aquí estaba». Estos trabajos reflejan un cuidado minucioso por preservar y realzar la belleza y armonía de la talla.

En 1952, se llevó a cabo una intervención clave que modificó significativamente la postura original de la imagen, colocándola de manera completamente frontal. Este trabajo incluyó ajustes en el candelero que constituye el cuerpo de la Virgen, con el objetivo de alinear su cabeza con el eje central y elaborar uno de sus brazos. Esta transformación permitió mejorar notablemente su perfil, preservando intacto su rostro.

Décadas más tarde, en 1992, se buscó devolverle su posición inicial. La imagen fue retirada del culto el 23 de septiembre y llevada al taller del imaginero Jesús Curquejo Murillo, quien además realizó un nuevo candelero. Tras esta restauración, la Virgen fue reintroducida al culto el 17 de noviembre del mismo año.

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