Las obras de restauración sobre el altar del Jubileo de la Catedral son las responsables de este cambio de localización. La cita será el próximo 2 de mayo en La Iglesia Colegial del Divino Salvador

El Pregón de las Glorias de Sevilla, que cada año organiza el Consejo de Hermandades y que pronunciará Fernando Vaz, se celebrará en la iglesia del Salvador, lugar donde tuvo su origen este encuentro que se celebró por primera vez en 1968 y que acogió a varias ediciones posteriores. En esta ocasión, la imagen que presidirá el evento será la Virgen de los Desamparados de Alcosa.
El Cabildo Catedral ha informado al Consejo de Hermandades sobre las obras de restauración en el Altar de Jubileo, espacio donde se ha celebrado el Pregón de las Glorias en los últimos años. Dado que la Iglesia Colegial del Divino Salvador está bajo su gestión directa, el acto tendrá lugar en su Altar Mayor.
El altar de plata
Desde la web oficial de la Catedral de Sevilla se informa de que, dentro del plan de actuaciones previsto para este año, este mes de enero ha comenzado el desmontaje del Altar de Plata, junto con los elementos que conformaban el espacio celebrativo utilizado como presbiterio en el transepto de la Catedral. Esta restauración abarcará distintos elementos, incluyendo la vidriera óculo de “La Ascensión” de Arnao de Flandes, las bóvedas, los muros, las pinturas murales, los lienzos y los retablos de la Virgen de Belén y de la Asunción de Durango. Debido a estos trabajos, en los próximos meses las celebraciones litúrgicas se trasladarán temporalmente a otros espacios, como el Trascoro.
El Altar de Plata de la Catedral de Sevilla es una de las obras más destacadas de la platería sevillana y española del Barroco. Este imponente expositor eucarístico desempeñó un papel fundamental en las principales celebraciones litúrgicas del templo, como las octavas del Corpus y la Concepción, así como el triduo de Carnestolendas. Se trata de un trono de plata del siglo XVIII, diseñado por el pintor Domingo Martínez y ejecutado por los plateros Manuel Guerrero de Alcántara y Tomás Sánchez Reciente, junto con el latonero Andrés Alonso Ximénez, entre 1725 y 1742. En su construcción se reutilizaron elementos de una estructura anterior, como el sol y la corona labrados por Juan Laureano de Pina a finales del siglo XVII.
A pesar de su grandeza, la obra quedó inconclusa y no fue hasta 1772 cuando se completó gracias a la intervención de Cayetano de Acosta, quien aportó la peana del Santísimo, revestida de plata por José Alexandre y Juan Bautista Zuloaga. Sin embargo, durante la invasión francesa, la estructura fue reducida a un solo altar y su existencia misma llegó a estar en peligro debido a las severas críticas de la época.
Patrimonio ha señalado en un comunicado que el Altar de Plata presenta un desgaste considerable, con fallos en los ensamblajes, fracturas en su estructura y ornamentos, así como debilitamiento debido a su continuo uso y manipulación. También se han identificado deformaciones, grietas y desprendimientos en los elementos decorativos, especialmente en los motivos vegetales, lo que compromete su estabilidad. El deterioro se debe, en gran parte, a los golpes sufridos durante su traslado y manipulación. Además, se han detectado numerosas fisuras, sobre todo en la base y en las zonas destinadas a sostener los bustos de las imágenes, afectadas por el constante movimiento de las piezas.