Un emotivo homenaje al pasado devocional y estético de la imagen trianera

La Hermandad de la Esperanza de Triana ha vuelto a abrir una ventana al pasado al compartir este miércoles con sus hermanos y devotos un capítulo poco conocido pero profundamente simbólico de su patrimonio: los llamados “robanovios”, unos delicados broches que formaron parte del tocado de Nuestra Señora de la Esperanza durante las décadas de 1940 y 1950.
Diseñados por el célebre vestidor Fernando Morillo, estas piezas ornamentales se colocaban a ambos lados del rostro de la Virgen, en el borde inferior del tocado, a la altura de los hombros. Su peculiar ubicación y su capacidad para atraer la atención de los fieles les valieron el apodo popular de “robanovios”, convirtiéndose en un elemento distintivo durante una etapa clave de la estética de la dolorosa trianera.
Tras décadas en el olvido, estos broches fueron recuperados en 2018 por un grupo de hermanos comprometidos con la memoria histórica de la Hermandad. Su regreso ha supuesto no solo la revalorización de un detalle ornamental, sino también un acto de amor hacia una iconografía que ha marcado la devoción de generaciones de trianeros.
Como parte de esta recuperación, la Hermandad ha compartido una imagen de gran valor documental: una fotografía del reconocido fotógrafo Albarrán, donde la Virgen aparece luciendo los “robanovios”. Esta imagen fue publicada originalmente en 1950, en la primera edición del libro ¡Viva la Esperanza de Triana! del Padre Cue, con motivo de la proclamación del Dogma de la Asunción.
Con esta iniciativa, la corporación trianera reafirma su compromiso con la conservación y difusión de su patrimonio devocional, recordando que incluso los detalles más pequeños son testimonio de la fe y la historia viva de un pueblo.