La Santa Sede aprueba el traslado de Los Javieres a la Iglesia del Sagrado Corazón

La Hermandad de Los Javieres ha anunciado oficialmente que la Compañía de Jesús ha trasladado la resolución de la Santa Sede, fechada el pasado 17 de julio, por la que se concede el permiso definitivo para la cesión de la Iglesia del Sagrado Corazón y la Capilla de Los Luises, en los términos acordados previamente entre ambas instituciones.

Este importante avance pone fin a un proceso que comenzó formalmente en marzo de 2025, cuando la corporación del Martes Santo celebró un Cabildo General Extraordinario de carácter histórico. Bajo la presidencia del Hermano Mayor José Antonio Oliert Rodríguez, los hermanos con derecho a voto fueron convocados para decidir sobre el traslado de la sede canónica desde la Real Parroquia de Omnium Sanctorum, en la calle Feria, a los templos jesuitas ubicados en la calle Gran Poder.

El resultado fue claro y mayoritario: 279 votos a favor, 13 en contra y 2 abstenciones, lo que supuso la aprobación de la modificación de la Regla 2, estableciendo oficialmente el nuevo emplazamiento canónico. Durante el mismo cabildo, se facultó al Hermano Mayor para firmar el acuerdo con los jesuitas y solicitar, si era necesario, una dispensa eclesiástica para posponer las elecciones inicialmente previstas para junio, según lo establecido en la Regla 76.

El traslado de sede ha sido un anhelo largamente esperado por parte de la hermandad, que en varias ocasiones anteriores había intentado sin éxito encontrar un templo más acorde a sus necesidades. La actual ubicación, compartida con otras dos cofradías en la calle Feria, ha limitado históricamente la proyección y el desarrollo pleno de la corporación.

Con esta cesión definitiva, Los Javieres da un paso crucial hacia su independencia como hermandad, ganando espacio y visibilidad en un enclave de mayor tránsito y relevancia devocional como es la calle Gran Poder. Además, la nueva ubicación podría traducirse en un crecimiento en el número de hermanos, algo que la corporación considera esencial para su futuro, ahora liberada de las limitaciones impuestas por la cercanía de otras devociones históricas como La Macarena, La Amargura o Montesión.