El arzobispo emérito de Caracas, Baltazar Enrique Porras Cardozo, presidirá el triduo en la Encarnación.

La cuenta atrás para la Coronación Canónica de la Divina Pastora de Santa Marina ya ha comenzado, y Sevilla se prepara para vivir un mes de septiembre histórico en torno a la imagen considerada como la Primera Pastora del Mundo. La hermandad ha confirmado que el Solemne Triduo preparatorio, previsto entre el 22 y el 24 de septiembre, estará presidido por el cardenal Baltazar Enrique Porras, arzobispo emérito de Caracas y figura de gran prestigio en la Iglesia universal.

La presencia del purpurado venezolano, muy vinculado a la hermandad tras su visita al camarín de la Virgen el pasado año, refuerza los lazos de comunión con el pueblo de Venezuela, donde la devoción a la Pastora es una de las más arraigadas del país. En este sentido, la corporación ha querido subrayar el carácter fraterno y universal que rodea a esta coronación, en la que no solo participará Sevilla, sino también devotos llegados desde distintos rincones del mundo.

El triduo, que tendrá lugar en la Iglesia Conventual de la Encarnación, contará con la participación de las Madres Agustinas Concepcionistas, camareras honorarias de la imagen. Su implicación añade un sello de espiritualidad y solemnidad muy especial, dado el estrecho vínculo que mantienen con la corporación de Santa Marina.

Antes de esta cita, los fieles podrán acompañar a la imagen en su traslado a la parroquia de San Pedro el próximo 31 de agosto, en un recorrido que discurrirá por las calles del centro histórico y que promete ser un nuevo testimonio de fervor popular. Además, el 1 de septiembre se celebrará la presentación oficial del cartel de la Coronación Canónica, obra del artista José Cabrero Lasso de la Vega, en un acto que tendrá lugar en El Corte Inglés de la Plaza del Duque a partir de las 21:00 horas.

Con estas convocatorias, la corporación de Santa Marina abre un calendario intenso que culminará el 27 de septiembre, día en que la Divina Pastora será coronada canónicamente en un acto solemne que contará con la participación de la jerarquía eclesiástica, hermandades y una multitud de fieles y devotos. Un acontecimiento que, más allá de su dimensión religiosa, se proyecta como un hito cultural y patrimonial para Sevilla, que verá cómo la imagen primitiva de la devoción pastoreña recibe la más alta distinción de culto mariano.