Sus representantes han mostrado su desagrado ante las obras que proceden de Asia.

La Asociación de Arte Sacro de Sevilla ha alzado de nuevo la voz contra la llegada de bordados y enseres litúrgicos fabricados en talleres de Pakistán y otros países del sur de Asia. Para los profesionales del sector, se trata de una amenaza directa a una tradición que consideran parte esencial de la identidad de la ciudad.
“Cada pieza que luce en nuestras hermandades lleva consigo siglos de historia, técnicas transmitidas de maestros a discípulos, y un esfuerzo vital imposible de imitar en otros lugares”, señalan en un comunicado. Frente a ello, denuncian que las importaciones asiáticas ofrecen trabajos de baja calidad, elaborados con materiales pobres y que, en muchos casos, reproducen diseños ya existentes en Sevilla sin autorización.
El tema ha cobrado fuerza tras publicarse que la Pastora de Santa Marina podría estrenar faldones confeccionados en Pakistán. Aunque el encargo no habría partido directamente de la hermandad, la noticia ha reabierto un debate que divide opiniones en el ámbito cofrade.
Los artesanos recuerdan que la producción local no solo asegura autenticidad y calidad, sino también empleo, impuestos y beneficios sociales que se pierden cuando se opta por talleres externos sin regulación laboral ni tributaria. Por ello, llaman a una “profunda reflexión” sobre el futuro del patrimonio cofrade sevillano.