La corporación lamenta el perjuicio espiritual causado, desmiente informaciones falsas y niega cualquier vínculo jurídico con el inmueble que originó la polémica.
La Hermandad del Rocío de Sevilla-Macarena ha emitido un comunicado oficial para aclarar su posición tras los incidentes ocurridos durante su peregrinación extraordinaria a la Aldea del Rocío los días 4 y 5 de octubre. Según informa la corporación, un grupo de algo más de una decena de personas interrumpió los actos religiosos, provocando confusión y malestar entre los hermanos y devotos. La Hermandad lamenta profundamente el perjuicio espiritual ocasionado y denuncia la difusión de informaciones falsas y tergiversadas a través de redes sociales.
En su nota, la Hermandad se desvincula completamente de los comentarios y publicaciones recientes sobre los hechos, afirmando que ninguno refleja la verdad de lo sucedido. Además, aclara que no mantiene ningún vínculo jurídico con el inmueble situado en la Plaza del Acebuchal, en la Aldea del Rocío, cuya propiedad pertenece a la sociedad 1548 El Real, S.L.U., tras un procedimiento judicial de ejecución hipotecaria. La corporación subraya que cualquier relación con dicho bien está totalmente extinguida.
Asimismo, la Junta de Gobierno explica que, aunque en un Cabildo Extraordinario celebrado el 10 de julio los hermanos aprobaron la intención de adquirir el citado inmueble, hasta el momento no se ha firmado ningún contrato ni compromiso de compra, ya que la operación está condicionada a la obtención de donativos suficientes y a la autorización eclesiástica correspondiente. La Hermandad insiste en que actúa con transparencia y respeto absoluto a la legalidad canónica y civil.
Con este comunicado, la Hermandad del Rocío de Sevilla-Macarena busca preservar su buen nombre y la serenidad espiritual de sus fieles, recordando que su principal misión es la devoción a la Virgen del Rocío. El episodio refleja los desafíos que enfrentan las hermandades actuales, donde la gestión patrimonial y la comunicación pública pueden generar tensiones que trascienden lo administrativo, afectando directamente a la vida religiosa y emocional de la comunidad.

