A pesar de la frialdad que desprende la iglesia conventual de San Buenaventura, la Hermandad de la Soledad ha sabido, una vez más, aportarle su propio sello al besapiés de su titular, el Santísimo Cristo de la Salvación. El morado pasionista fue protagonista tanto de las velas como del exorno floral del altar instalado en la capilla en la que, habitualmente, puede contemplarse a la Virgen de Guadalupe.


