Hola amig@s! ¿Qué tal? Son muchos los que dicen de forma demagógica que la juventud es el futuro de las hermandades pero, ¿realmente cuántos abogan por ello?

A los jóvenes hay que darles responsabilidades. Hay que hacerles que se sientan importantes, parte activa de la Hermandad. Tú no puedes quejarte porque no cuentas con un grupo joven consolidado si luego no le das la oportunidad a los jóvenes.
No puedes reducir la presencia de la juventud a la barra del ambigú de la Cruz de Mayo o a limpiar plata en Cuaresma. La presencia de la juventud en las hermandades debe ser más notoria y drástica, teniendo voz y voto en los cabildos y formando parte de comisiones especializadas en tomar decisiones importantes en los designios de la corporación; ya sea para afrontar proyectos patrimoniales de peso, cambios musicales o tal vez para aprobar una coronación o una salida extraordinaria.
La juventud viene pisando fuerte pero si le echa el freno, ¿qué les queda? Es una descompensación muy grande ver hermandades como la Macarena con su propia jerarquía dentro del grupo joven y mientras que haya otras que sufren para poder tener un grupo de acólitos o juventud que puedan salir en el cortejo. Y no les hablo solo de las Glorias, sino también de algunas penitencias. Y esto es un problema de raíz, porque no es que no sean hermandades atractivas para los jóvenes, sino que son hermandades que no dejan actuar libremente a los jóvenes.
¿Por qué? Pues es difícil de explicar. Pero a mí particularmente me gustaría ver que a un chaval de entre 20-30 años se le da la posibilidad de desempeñar un cargo de teniente de hermano mayor o de diputado mayor de gobierno para que pueda aspirar con poco más de la treintena a ser hermano mayor. Pero sin embargo, los que meten a jóvenes en sus candidaturas suele ser para darles cargos inferiores como diputados de juventud o consiliario cuarto, y con suerte, son diputados de cultos o prioste segundo.
A la juventud hay que escucharla, está para aportar. Y la primera que tiene que escucharla es la Iglesia. La Iglesia no se puede negar a una realidad que irrumpe y es latente, que los jóvenes se sienten atraídos a la Iglesia a través de las hermandades y de todo lo que éstas representan como cultos, conciertos, convivencias y ciclos formativos. Y evidentemente, los cultos externos. Si los sacerdotes se empeñan en cerrarle las puertas a grupos de fieles, principalmente constituidos por jóvenes, están cerrando las puertas a la realidad. Si una asociación lleva décadas trabajando, creo que no es fruto de un «calentón». De usted la oportunidad de que puedan integrarse en el seno de la Madre Iglesia y trabajar de su mano. Así se ha hecho con las Maravillas o Consuelo y Esperanza de Sevilla Este y se ha demostrado que es todo un éxito. Antes, las parroquias de Santa María de la Cabeza o de la Ascensión del Señor estaban vacías. ¿Para qué quiere usted un templo con cuatro señoras mayores en la misa? ¿Prefiero eso a ver la Iglesia a rebosar aunque tenga dos imágenes en su interior que llamen a la devoción? Yo es que no entiendo a la Iglesia actual. Lo siento, pero no. Porque no todos son «kofrades».
Eso sí, hay que escuchar a los jóvenes que quieren trabajar por la senda correcta. No se puede criticar a los que van delante del banderín de Virgen de los Reyes, Cigarreras o Tres Caídas, porque aunque sea una escena lamentable y digna de analizar, al final son jóvenes apasionados por la música. Más molestan los que se colocan delante del paso, andando al final de frente, es decir, que ni miran a la imagen. Simplemente se meten ahí a posturear, a hablar con la gente y a molestar. Y si no me creen, analícenlo. No son jóvenes en su gran mayoría, son personas que superan los 35. Creo que son ya mayorcitos para estar molestando. Eso sí que molesta, la masa que incordia y que no deja ni a la hermandad procesionar ni al público disfrutar desde fuera. ¡Esa gente fuera ya de una vez! La devoción se hace caminando tras el paso, no delante.
Mucho criticar a los jóvenes pero son los que te levantan una hermandad organizando rifas, caravanas solidarias y conciertos. Son los que ponen en la palestra el nombre de la hermandad. Con un simple torneo de fútbol sala, de Play Station o de cultura cofrade ya están haciendo mucha más Hermandad que los que acuden con el traje rancio a un culto eucarístico y luego se van a su casa. El postureo de poco sirve si no se hace hermandad. Todo deber ser un compendio: caridad, culto y convivencia.
Hay mucho molesto con cámara que se cree periodista delante de los pasos. Y no es normal que cualquier niño se crea con la potestad de grabar y molestar a una cofradía, exigiendo un respeto y una acreditación profesional, porque se graba desde el lado y sin molestar, porque ni eres profesional ni estás trabajando. Pero claro, eso ya es un problema más de la educación social, de que los padres enseñen que no todo se puede conseguir a base de enfados y porque lo digo yo.
Escuchen a los jóvenes, porque tienen aspectos que mejorar, no se lo niego, pero también tienen mucho que enseñarles.