
Por Juan Avecilla.
Problemas, estamos absorbidos en ellos. Ponemos el telediario y oye, todo son desgracias. Porque la inflación, el COVID, la guerra, la cuarentena…cuanto daño han hecho a la salud mental de las personas lo que hemos pasado últimamente, tiempos difíciles para todos.
Y más allá de los problemas del mundo, tenemos que lidiar con los problemas de cada uno, esa mochila emocional que todos llevamos a cuesta, a veces en silencio y sin que nadie sospeche que la llevamos, no vaya a ser que la gente se entere de que lloramos y tenemos problemas, eh. (Nótese la ironía). Tontamente la escondemos, porque aquí todo el mundo llora y todos tenemos «días grises», y días que no encontraremos la razón ni las ganas para levantarnos, y todos pasaremos por ellos para volver a levantarnos. El maravilloso ciclo de la vida, y tenemos la maravillosa suerte de que la vida no nos permite rendirnos.
Y con todo este barullo y este «maremágnum» que se ha creado de noticias negativas, quiero dedicarle un artículo a las noticias buenas, y a las personas buenas.
Creo que la estamos dejando a un lado por culpa de las malas, pero las noticias buenas están ahí, y si intentamos ser un poco positivos, veremos muchas más de las que creemos. De hecho, estamos rodeados de noticias positivas : levantarnos, tener un techo, ver a diario a nuestros compañeros, amigos, familia, poder comer, tener una educación, un trabajo, ese lengüetazo de tu mascota, ese beso de madre y ese abrazo de amistad verdadera… ¿Ves que ya las ves? Todo es ponerse a mirar detalladamente.
Y si nos ponemos un poco más observadores, veremos todavía más, porque cada ratito al sol primaveral que cada día nos regala es una buena noticia que aunque sea sólo durante un instante, nos hace olvidar los pensamientos malos, y las preocupaciones que todos guardamos.
Porque las preocupaciones aguardan, pero las alegrías y las ilusiones siempre lo harán con mayor fuerza.