Llamada a la sensatez para cerrar el año – Minion Capillita

Hola amig@s! ¿Qué tal? Se acaba por fin este dichoso 2021 que solo nos ha dejado penas, y aunque en el último trimestre nos intentó dejar varias glorias, desde dentro se encargaron de apagar cualquier luz de esperanza que pudiese encenderse.

Analizando todo lo acontecido en el pasado año, la pregunta ahora es, ¿qué pasará este 2022? ¿Volveremos a tener una Semana Santa tal y como la conocemos? ¿Volveremos a desprendernos de las mascarillas? ¿Podremos volver a disfrutar de los abrazos y encuentros con familiares y amigos?

Intentamos hacer balance del 2021. Enero llegaba con la suspensión de la Cabalgata de Reyes Magos y la consecuente celebración de una cabalgata íntima. Los Reyes vinieron, faltaría más, son mágicos. El Ateneo hizo todo lo posible por crear un contenido atractivo para los más pequeños el 5 de enero, pero la ciudad no despertaba de su letargo.

Pasadas las fechas navideñas, nos sumergimos en una extraña y atípica Cuaresma. Surgía la duda de por qué no poder celebrar un vía crucis, si ya se estaba avanzando a buen ritmo en la vacunación de la población diana.

A esto hay que sumarle la pifia del Consejo de Hermandades y Cofradías de maltratar a nuestras hermandades de vísperas con la soga del oportunismo y aprovecharse de la Hermandad de la Corona, que por obras en la parroquia del Sagrario tenía a su Titular en la Catedral, para designarlo como imagen para presidir el vía crucis. Un acto absurdo, casi a puerta cerrada, vallado y en el que el Señor no fue movido de su altar. En otras ciudades, las imágenes recorrieron la Catedral en andas, en Sevilla, se quedó ahí en el altar. Sin pena ni Gloria. Más adelante, cuando se le preguntó, el Señor Paco Vélez afirmó que designaría a otra imagen. La magnífica política del Consejo.

¿Y qué me dicen de «In Nomine Dei»? Una exposición que saqueó a las hermandades en los días de Semana Santa, vetándole de ciertas piezas de su patrimonio, y que el Consejo organizó a fin de cobrar una entrada elevada para ver la exposición. Fueron tales las críticas recibidas, que se vieron obligados a ponerla gratuita y a cambio de un donativo voluntario. Lo que son las cosas.

Llegó la Semana Santa, y otra vez, la Semana Santa íntima. Que sí, que pudimos salir a la calle y pudimos ver a nuestras imágenes en los templos. Pero eran días vacíos y descafeinados, caminando por Sevilla sin saber a dónde, por dónde ni hacia dónde andábamos.

Llegó el verano, y nos vetaron de la procesión de la Virgen de los Reyes. Mientras la Candelaria se veía abocada a aplazar su salida extraordinaria hasta en tres ocasiones, otras como la Virgen de la Soledad de Arcos de la Frontera seguía adelante con su propósito de realizar su salida extraordinaria. Se luchó contra la curia, el gobierno y hasta contra los propios cofrades, pero salieron a la calle y sentaron cátedra. Ésta luego fue seguida por la Pastora de Santa Marina y nuestras Glorias, con el decreto levantado a mediados de septiembre, se fueron animando. Por el camino, por falta de recursos económicos, muchas de nuestras glorias iban cayendo.

Pero otra vez, esta sociedad es tan falsa como siempre. Y a la Hermandad del Gran Poder se le permitió sin limitaciones disfrutar de una Santa Misión. La Virgen de los Reyes saldría en diciembre por un recorrido breve, vallado y escaso en cuanto a tiempo, pero el Gran Poder protagonizó una magna procesión por casi toda Sevilla. Mientras, en Málaga, una procesión magna nos volvía a dar un revés a los sevillanos, que nos creemos que tenemos la Semana Santa más importante del mundo, y nos demostró que era posible volver a la normalidad, con limitaciones, pero a la normalidad. Al menos, había que intentarlo.

Por el camino, peleas entre cofrades. Señores, desde periodistas a antiguos pregoneros, pasando por meteorólogos y cofrades varios, que llamaban a la hipotética prudencia y cordura, pidiendo que no saliesen pasos a la calle ante la subida repentina de contagios. Pero luego, te los veías en bares y en tertulias con amigotes. Todo muy coherente. ¿Fue esto lo que impulsó a que las propias hermandades empezasen a suspender actos navideños? Estoy seguro que sí. El enemigo lo tenemos en casa, y esto es inevitable. ¿A dónde vamos a llegar?

Y no se olviden ustedes de la Macarena. En unas polémicas elecciones, venció el candidato que decía que el resto de cofradías de Sevilla no aportaban lo suficiente a caridad y que intentó ocultar un supuesto caso de abusos en el entorno de su hermandad. En frente, un candidato que solo vendía salidas extraordinarias y cambios en cargos. Qué caos y qué circo son las hermandades.

Caminemos hacia un nuevo rumbo. Caminemos hacia un 2022 que, aunque ha empezado con una incidencia acumulada de contagios excesivamente elevada, nos demuestra que estamos mejor, con la vacunación en su máximo esplendor y con la ilusión de ver a una Feria, que empieza a levantarse, y una Cabalgata de Reyes que acabará siendo una realidad inminente. Porque en Sevilla, siempre, nos hemos levantado ante las adversidades.

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