Por Juan Avecilla.

La marca de los raíles del antiguo tranvía en la calle Feria, nos enseña que hay heridas que siempre estarán aunque ya no duelan, aunque sepamos seguir.

Miles de personas pasan diariamente sobre las mismas, algunas sin percatarse de ellas.

Las cicatrices del pasado siguen ahí, aunque ya no pensemos en la persona que nos la provocó o la marcha que las creó, ellas siguen con nosotros aunque a veces no nos demos ni cuenta; y son estas mismas cicatrices las que nos enseñan a ser más fuertes y a saber caer y levantarse, debemos agradecerle mucho.

Echar la vista atrás incluso es doloroso, pero el consuelo y la esperanza del saber de que el futuro nos espera cargado de instantes preciosos, es la razón para seguir siempre y luchar por nuestros sueños, aunque haya día que necesitemos parar.