Hola amig@s! ¿Qué tal? Ojalá dejásemos de ser los destructores de nuestro propio ser. Ojalá volviesen los que aportan y se fuesen los que restan. Ojalá callásemos de una vez por todas a quienes se creen voces autorizadas, pero realmente no son nada.

«Homo Homini lupus». Ya en anteriores ocasiones utilicé esta frase mítica del filósofo inglés Thomas Hobbes para denunciar la lacra social que está empezando a imperar en el mundo de las cofradías. Y lo peor de todo ello, es que muchos de estos sujetos se creen autorizados o importantes a raíz de que ganan una mínima repercusión en redes sociales o visitas a su web. No todo vale señores, todo no.
Hace unos días me llevaba las manos a la cabeza cuando veía el titular de una noticia lanzado por una web. ¿Cómo se puede atacar de tal modo a una banda de Sevilla? ¿Cómo se puede atacar, por tal de buscar el morbo y la repercusión, sin importar el daño que se puede llegar a ser? Precisamente, porque no todo lector de tu noticia tiene la suficiente capacidad para llegar a deducir que le estás engañando, manipulando y consiguiendo tu objetivo; que impere tu ideología política por encima de todo.
El ataque a las Cigarreras viene por la interpretación del «Bella Ciao», un himno antifascista. No obstante, una banda no interpreta esto por su significado primitivo, pues si décadas después ha logrado repercusión, es por el impacto mediático de una serie que lo usa como música de referencia. Pero tú vas de ilustrado, de tener unos conocimientos históricos sobresalientes y quieres demostrar que en la Wikipedia, además de leer la trayectoria de Luis Fabiano, te interesas en buscar cosas para alentar la polémica. Así no, miarma. Así no.
De hecho, la gente que escuchaba la interpretación en la calle decía «la de la Casa de Papel», no «magnífico Himno Antifascista». La música es música, y tiene la connotación que el pueblo le quiera dar. Y tú lo que has buscado es crear la polémica y la confrontación intentando echar a los pies de los caballos a una banda como las Cigarreras. Pero te has visto arrinconado, y has tenido que proceder a bloquear a todo aquel que directamente te decía que te habías equivocado.
En la vida hay que ser valiente y consecuente. Si uno quiere jugar a buscar el sensacionalismo es lícito, pero luego debe ser valiente para decir que se ha equivocado. Los insultos no están justificados, pero los ataques sin venir a cuento a una banda, por tal de demostrar a los cuatro vientos cuál es tu ideología política, tampoco.
¿Sabéis que es lo que me apena? Que el público lo llama medio de comunicación. El día que el lector sea capaz de discernir entre lo que es un medio de comunicación y lo que no, en todos los ámbitos, habremos conseguido un logro. No solo se desprestigia la labor y la trayectoria profesional del periodista, que se ha formado para ello, sino también, la de los que hacen bien su trabajo. Señores, tener una web no significa tener un medio. Tener un podcast, no significa tener un medio. Hacerte un programita en Youtube, no significa tener un medio. Y ese es el problema, que cualquiera no puede ser médico o ingeniero, pero cualquiera sí se cree periodista. Si de verdad quieres que te tomen en serio, no muerdas la mano que te da de comer.
Ese no es el problema, el tonto es tonto aquí y en Dubai. El problema es cuando la gente les da veracidad y piensan que lo son. Y las redes sociales, que han hecho mucho bien, son también culpables de que algunos se crean voces autorizadas. ¿Usted tiene 60€? Pues sepa que puede hacerse una web «to wapa» y fundar su propio medio. ¿Así de fácil? ¿De verdad?
Ese es el problema, que las cofradías se han convertido en el vertedero social de almas vacías, gente sin vida y señores que necesitan ostentar para devolverle la alegría a sus vidas. Y si por el camino me cargo el trabajo de una banda, insulto a una artista por pintar un cartel de la Navidad que no me gusta, llamo mamarracho a un compositor o critico a un periodista, pues oye, eso que me llevo. Pues aflójate el nudo de la corbata, que en el mundo cofrade tendrás cabida, pero otra cosa es que la gente te la reconozca y te de notoriedad.
Y llegará la Cabalgata, y volveréis a ensalzar a Virgen de los Reyes. Y esos mismos, unos días después, la criticarán achacando que son una charanga y que no tienen nivel para tocar detrás de un paso. La hipocresía siempre ha existido, pero os aseguro, que se está nutriendo en las cofradías.